martes, 2 de diciembre de 2014

ENTRA EL OTOÑO.


Voy caminando por el sendero,

las hojas muertas caen a mis pies,

forman montones en el lindero,

se oye el balido de algún cordero

y entre las rocas hay un ciempiés.

Es el otoño que está llegando

y que penetra de forma queda,

por el camino voy admirando

como los verdes se van cambiando

al color ocre por la arboleda.

En los frutales no queda nada,

frutos y bayas se terminaron,

solo en el fondo de una cañada

quedaron secas tras la riada

algunas parras que se agostaron.

Otras conservan casi maduro,

las uvas tintas entre sus ramas,

todo el follaje levanta un muro

y por la tarde al claroscuro

en una charca croan las ranas.

Mientras camino voy admirando

la gran belleza de la arboleda,

varias alondras pasan volando

y los pardales están cantando

en el cobijo de la alameda.

Sobre los cielos pasan volando

de golondrinas grandes bandadas,

aves viajeras que van marchando,

con sus trisares van avisando

a las que quedan más rezagadas.

Se va sintiendo como el relente

entre los huesos va penetrando.

Entra el otoño tan de repente

que por las tardes solo se siente

como las aves pasan volando.

Es el momento de abandonarnos

de emprender viaje a otros lugares

y cuando vuelvan a visitarnos

volverán todas a saludarnos

como hacen siempre con sus trinares.


Fernando Ríos

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