sábado, 2 de noviembre de 2013

Mecánica automotriz


un automóvil rugiente, que parece correr sobre la ráfaga, es más bello que la  Victoria de Samotracia.
F.T. Marinetti


En el meridiano cóncavo de una pastilla se puede borrar el caos refundar la tierra cromar la piel de acero tersa allá dónde el vasto Sur se extiende
y me he quedado emergencia desertora para montar tus hombros cien caballos las arterias se dilatan queroseno hierven los depósitos de acmé
tú que vences resistencias en cada una de mis válvulas
uno sólo de tus dedos me hace frenar y ven rueda abrupto a volantazos por caminos sin pavimento mis costillas
otro arráncamela me las juntas tengo de cinco en par tres puertas mi garganta Delorean
aduana sin más peaje esta cadencia runática dónde el aceite unge y crisálidas
llantas para aguantar motores del calibre superior yo soy                  poseo
y te acaricio en los retrovisores del sueño porque el pecado es una vía secundaria de surtidores llenos
y hace tiempo que me visten los frenos del fetiche que me aprueban en las curvas cada
Inspección
Térmica
Violenta
y tranquilo
he insonorizado tus huellas intermitentes y he roto la palanca desgarradome las levas de este árbol de más
súbeme las ventanillas desembraga mecanízame y la ropa desviste las correas inasibles que me sueldan
pujemos por hundirnos dónde todo es confín
que sean los frenillos tracción cardiaco el ritmo para amortiguar los golpes tengo híbridos los labios tintados del idioma infinito del carbón
terminal positivo la cadencia esplendorosa el cuerpo neumático corre y se recorre de motel en motel
pulmones de leña ahítos estallan para incendiar crisol caja de cambios certero temporizador cíclico del apetito al que el asfalto le sabe a poco
hazme millas te digo hazme kilómetros
desempolvemos tantas filias cómo en el cuerpo caben
descapótame la piel que aguantaré los choques
desguacémonos

quedemos en el chasis
Ava Varazo

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