lunes, 29 de octubre de 2012

¿Libres?

Se preguntaba a menudo qué significaba ser libre. ¿Significaría que, aunque uno escape de una jaula, se encontrará inevitablemente en otra diferente y mayor?

Haruki Murakami
1Q84



Nace, llora, descubre la guardería y obedece a tus padres.

Crece, empieza el colegio, llora y obedece a los maestros.
Sigue creciendo, la pubertad es un problema. Sé reprimido por todos en la edad del pavo. Si haces cosas, procura que nadie las sepa; si no las haces, procura que piensen que sí. Obedece las normas, no destaques, sé uno más.

Madura, renuncia a tu libertad, estudia hasta que mueras o ponte a trabajar y obedece a tus superiores. No intentes cambiar las normas, no puedes.
Encuentra a una buena mujer o al hombre perfecto. Que no haya mucha diferencia de edad, está mal visto. No aprendas a querer, el amor ya está inventado para que vengas tú ahora a cambiarlo.

Cásate. Compra una casa e hipoteca vuestras vidas. Reprodúcete, joven, no quieras que tus hijos vean en ti a su abuelo.
Estás atado. Intenta educar como has aprendido: mal. No destaques, no tengas tiempo. La televisión piensa por ti. Consume y no asimiles. Paga. Banco, banco, banco. Aprende a nadar cuando tengas el agua al cuello. Tus hijos podrán ser lo que tú no fuiste, pero no les dejarás. Paga y quéjate. Tú decidiste tenerlos.

Envejece. Arrepiéntete de todo lo que no pudiste quisiste hacer e incúlcaselo a los tuyos. Tarde, obedecen a sus superiores; buscan a su par perfecto; la televisión piensa por ellos; compran una casa e hipotecan sus vidas. Y la tuya. Otra vez.
Es tarde, ya no puedes cambiarlo.

Enferma. Ten esperanzas vanas de que después hay algo. No has tenido tiempo de hacer nada. Piensas que la vida es corta y es necesario que sueñes con otra. Aférrate a las manos de los que te quieren en un cochambroso hospital de paredes blancas.

Muere. Entiérrate hondo, muy hondo, entre gusanos. Obliga a los tuyos a que te recuerden…

… y espera.

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