viernes, 5 de octubre de 2012

El parpadeo de una mano

Yan Tsentsai
Franz Kafka
Ricardo Piglia
...
El monje -compuesta la noche-
     se la echa sobre los hombros.

Su dorada colcha permanece intacta
la lámpara encendida
     hoy el viento no golpea las ramas del otoño
     hoy el frío no amordaza a los pájaros de la noche
               (que, sin embargo, no cantan)
     hoy el agua ha decidido dar tregua a las esquinas;
el monje se deshoja en las páginas de un libro y
antes de que alce la cabeza

las estrellas se desprenden de la noche
     que se ha ido
          como una gota
               a lomos del deshielo.

Tan sólo el amanecer desvela
     con su luz
          la vieja mesa
          el jergón sucio
          la lámpara apagada.

Y ahora yo
     siento en la cara
el viento húmedo y frío que agita las páginas del libro.
     Esta vez me alivia.

¿Cuánto tardará en volver
                    el terror
una vez más?

Tejo 
     -mientras lo espero-
un manto de oro
     y de silencio.

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