jueves, 12 de julio de 2012

La llamada de lo salvaje

El pesado anciano en su cama, de noche
Oye el canto del Coyote
                                en el prado trasero.
Cada año, trabajó en el rancho, la mina y el bosque.
Un Católico.
Nativo de California.
     y los Coyotes aúllan en su
Octogésimo año de vida.
Llamará al trampero
Del Gobierno
Que utiliza cepos para Coyotes,
Mañana.
Mis hijos perderán esta
Música que acaban de empezar
A amar.

Los ex consumidores de ácido de las ciudades
Convertidos al Gurú o al Swami,
Hacen penitencia con brillantes
Ojos drogados, y dejan de comer carne.
En los bosques de Norteamérica,
La tierra del Coyote y el Águila,
Sueñan con India, con
     éxtasis asexuales benditos para siempre.
Y duermen en domos Geodésicos
Calentados con aceite, que
Fueron pegados, como verrugas,
En los bosques.

Y el canto del Coyote
     es silenciado
     porque temen
     la llamada
     de lo salvaje.

Y vendieron sus cedros vírgenes
     los árboles más altos en millas,
A una empresa maderera
Que les dijo,

"Los árboles están llenos de bichos."

Finalmente, el Gobierno decidió
Declarar la guerra definitiva. La derrota
es Antiamericana.
Y llevaron por los aires,
A sus mujeres consigo
     peinadas de formas exóticas
     pintando con esmalte
     los gatillos de los aviones.
Y ya nunca aterrizaron
     pues descubrieron,
     que el suelo
es procomunista. Y está sucio.
Y los insectos están de parte del Vietcong.

Así que bombardearon y bombardearon
Día tras día, por todo el planeta
     cegando gorriones
     rompiendo los tímpanos de los búhos
     triturando troncos de cerezos
     retorciendo y curvando
     intestinos de ciervo
     en las rocas fragmentadas y polvorientas.

Todos esos americanos allá en ciudades especiales en el cielo
Descargando venenos y explosivos
A lo largo de Asia, primero
Y luego de Norteamérica,

Una guerra contra la tierra.
Y cuando ya hayan terminado no habrá
     ningún lugar

Donde un Coyote pueda ocultarse.

mensaje

Me gustaría decir
Que el Coyote está siempre
En tu interior.

Pero no es verdad.
Gary Snyder

Nota: traducción propia

Original:

The heavy old man in his bed at night
Hears the Coyote singing
                                  in the back meadow.
All the years he ranched and mined and logged.
A Catholic,
A native Californian.
     and the Coyotes howl in his
Eightieth year.
He will call the Government
Trapper
Who uses iron leg-traps on Coyotes,
Tomorrow.
My sons will lose this
Music they have just started
To love.

The ex acid-heads from the cities
Converted to Guru or Swami,
Do penance with shinyDopey eyes, and quit eating meat.
In the forests of North America,
The land of Coyote and Eagle,
They dream of India, of
     forever blissful sexless highs.
And sleep in oil-heated
Geodesic domes, that
Were stuck like warts
in the woods.

And the Coyote singing
     is shut away
     for they fear
     the call
     of the wild.

And they sold their virgin cedar trees,
     the tallest trees in miles,
To a logger
Who told them

”Trees are full of bugs.”

The Government finally decided
To wage the war all-out.
Defeat
     is Un-American.
And they took to the air,
Their women beside them
     in bouffant hairdos
     putting nail polish on the
     gunship cannon-buttons.
And they never came down,
     for they found,
     the ground
     is pro-Communist. And dirty.
And the insects side with the Viet Cong.

So they bomb and they bomb
Day after day, across the planet
     blinding sparrows
     breaking the ear-drums of owls
     splintering trunks of cherries
     twining and looping
     deer intestines
     in the shaken, dusty, rocks.

All these Americans up in special cities in the sky
Dumping poisons and explosives
Across Asia first,
And next North America,

A war against earth.
When it’s done there’ll be
no place

A Coyote could hide

envoy

I would like to say
Coyote is forever
Inside you.

But it’s not true.
Gary Snyder

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