lunes, 30 de abril de 2012

El velatorio

          Algo tenía que contarte…. ¡Ah! Ya sé, tenía que seguir contándote lo del otro día. ¿Dónde me quedé? ¡Ah ya! El hombre muerto que lloraba. Me contaron, como ya te dije, que los muertos deben expulsar todo lo que les queda dentro del cuerpo, y eso incluye todo tipo de líquidos, pues el otro día en el velatorio de mi tío Pascual, resulta que comenzó a expulsar lágrimas, sí, sí como te lo cuento. Y su mujer decía que era la primera vez que le veía llorar después de tantos años casados y a buenas horas decía ella. Claro hay que decir que en realidad había llorado muchas veces pero nunca en público, porque mi abuelo dice que le había visto varias veces llorar escondido en su cuarto cuando se juntaban para pasar las vacaciones de semana santa en el pueblo. ¡Ya ves tú! ¡Qué locura! Después de 20 años juntos nunca lo había visto llorar, cuando el pobre era un alma atormentada y dicen las malas lenguas que estaba amargado porque siempre amó a otra mujer. Y dicen que sus últimos días se le fue la cabeza, que decía que él ya no vivía aquí, que vivía en Macondo. ¡Menudo loco! Dice su mujer que no sabía de dónde sacó eso, que él nunca había estado en África. La verdad que me dio pena verle así tumbado, sin decir nada, mientras todos hablan de él. Lo mejor de todo es que nadie sabe de qué ha muerto, porque fue así, de repente, ni enfermo ni nada que estaba.
Lilith Pérez

domingo, 29 de abril de 2012

(No es válida esta sombra)

No es válida esta sombra
Despertad pequeños ríos
Cuando yo os llevaba en los brazos
Y mirábais con ojos más puros
Me he dado contra mi cuerpo
Qué dura sombra
Mi garra no te alcanza
En esta ausencia quién me ha mordido
Llevo un siglo bajo la sombra
La noche crece y nadie creía que creciera tanto
Nadie oye estos golpes pregunto fuera
Tan hondo como la mina tan hondo como mi cuerpo
Resuena tan fuerte el silencio
Tan tristes estas lágrimas que no han de cruzarse nunca
Me levantaba o es que caía más sombra
Quién creyera que tanta noche encerraran tus ojos
Me ha ahogado esa hondura negrura
Recuerdo un hombre que daba sus pasos
Miraba y había cosas
Pero
Cosas o eran cosas o eran
No recuerdo
Un hombre miraba
Si pudiera partir en dos este sueño
Una parte para el dolor
Otra para encontrar
Aunque fuera una imagen difuminada borrada
De hombre que supiera algo más que dar unos pasos
Que mirar algo que se aleja tanto de ser un árbol
Como un pensamiento que regresa de ser un pensamiento
Se despega una nada tras otra
Crece una nada sobre nada
Y había ríos que se iban en vueltas y derechas
Y había árboles con algo más que ramas y algunas hojas
El sol no hacía en vano su camino
Y tantas risas me dijeron que la luz también nace de sonidos entrechocados
Pero cómo has vomitado ese mundo
Y ahora si vas a la deriva o si no derivas
Nada alcanzas y una sombra llama a otra
Uno masca nada suena
Masca sombra con sombra da golpes
Me habré perdido en mi cuerpo
Acaso las tinieblas andan de puntillas
Y tú vas en su seno
Toda la noche eran unos puntos inmensos
O eran ojos, o eran noches sin estrellas que me sorbían
Apagaban las madrugadas
Me deslumbra tanta noche
La muerte que mira con los ojos de los vivos
Los muertos que hablan con los loros de los vivos
Cuidado no despierten no duerman cuidados
Emilio Westphalen

sábado, 28 de abril de 2012

Mis adentros

Un corazón dentro de un violín dentro de un ataúd
un ataúd dentro de un corazón dentro de un violín
el violín dentro del ataúd dentro
del corazón
dentro
de mí
(...)
Gema Palacios

viernes, 27 de abril de 2012

Cárcel

Atado en un ovillo de horas muertas,
sufriendo las miserias del hastío,
me consumen el tiempo y este frío
que abrasa mis entrańas entreabiertas.

Triste visión de mil posibles puertas
que esconden tras de sí un sino baldío
de rutina, espera, silente estío,
en mis manos aún jóvenes e inciertas.

No preguntes a la urbe, que se apaga,
ni interpeles al cielo ceniciento,
por el nimbo de abulia que me embriaga;

pues solo seré libre en el momento
en que, tenues, como una sombra vaga,
se agiten mis cenizas en el viento.

jueves, 26 de abril de 2012

(Quiero un sandwich de pavo)

Quiero un sandwich de pavo
en pan negro
con lechuga y mostaza

y

no quiero que el pavo sea zombi
ni he dicho que quiera convertirme en un pavo
ni quiero sorpresas extrañas,
¿entendido?
H. J. S.

Nota del editor: el pavo estaba seco

miércoles, 25 de abril de 2012

Soliloquio del africano

Al principio estuve solo.
Me desperté
      con la cabeza dolorida
tenía como un regusto a plátano en la boca.

Hablaba poco. Luego hablé más.
Por aquel entonces yo no sabía qué era un militar.

Comía trigo y hacía mucho el amor
      creo que lo pasaba bastante bien
aunque mis recuerdos de esa época
      no son demasiado exactos.
Luego hablé más.

Algunos se fueron.
Yo me quedé.
Había mujeres
      había comida
sobre todo con aquello del fuego
eso fue una buena idea.

Luego viajé al norte. Otros se quedaron.
Allí construí algunas pirámides
      conocí a algunos dioses
y luego seguí mi viaje.

Encontré unos hombres
que me hablaron de su religión;
sonaba convincente.
Aprendí lo que era un soldado
      aprendí lo que era el dinero.
Entonces empecé a hacer menos el amor.
Hablaba mucho. Creé alguna mezquita
      (me parece que fundé un Imperio).
También hice algo de arte
      y me alejé para verlo.
Algunas de las cosas habían quedado bonitas.
Hacía menos el amor
      pero no importaba
             aún tenía sol
en general todo iba bien.

Pero luego volvieron mis viejos amigos
      yo los saludé: los había echado de menos
estaban pálidos, como enfermos,
      llevaban ropas feas y dijeron:
estás negro, estás enfermo. Tus ropas son feas.
      Hablamos una lengua sofisticada
                                         dijeron 
     bárbaro
                                         dijeron 
(a mí, que había fundado un Imperio)
pero no los entendí.

Mientras ellos descubrían
      modernizaban
yo huía
      no lo tomarán todo
                          pensaba 
     quedará un pedacito de tierra al sol para mí
                          creía. 

Entonces fui al desierto
      se estaba tranquilo
      pero en esa arena no hay planta que agarre.
Fui a Rwanda
       —la tierra ya había sido debidamente delimitada—
      allí me dispararon.
Fui a Argelia
      y yo disparé a unos tipos
      en unas montañas.
Fui al Congo
      aprendí a cazar.
Fui a Marruecos
      aprendí la lengua sofisticada
      aprendí el comercio
      aprendí a decir
           esto es mío. 
Fui a Egipto
      mis pirámides seguían en pie
      ¡qué sólidas construcciones!
      estaba tan orgulloso
      que vendí algunas postales.
Luego fui a Somalia
      …
      …
      …
      pero de eso prefiero no hablar.

Ahora soy militar
      vendo gasolina
      vendo diamantes
mis viejos amigos me han dicho
      haz el amor cuanto quieras
      come cuanto quieras

                                         porque Dios ha muerto 
pero no importa. No tengo tiempo.
      Porque trabajo en una fábrica de zapatillas
      trabajo en una planta de Coca-Cola
      ¿quién calza estos trapos? ¿quién bebe este veneno?
      (¿para quién estoy trabajando?)
a veces hago de pescador en Somalia. Es muy duro.

Ahora ya no busco nada.
Tengo cáncer.
Hago algunas guerras
vendo algunas armas
un poco de droga
      (puede aliviar pero no curar).
Calzo zapatillas Nike
bebo Coca-cola
      (todo eso es barato)
hago réplicas en plástico de las pirámides
organizo algún que otro mundial
tengo mal color.

A veces viajo al extranjero
he ido a Europa
he ido a América
      allí encontré a algunos de mis hermanos
aprendo ingeniería
      política
      economía
he recibido algún curso
      de descolonización.
Todo eso es curioso.

Pero algunas noches de invierno
en mi habitación del campus
mientras leo Las mil y una noches
      (en la traducción al inglés
      de Sir Richard Burton)
o estudio Los condenados de la tierra
siento melancolía
      (sobre todo me pasa
      entre golpe de estado
      y golpe de estado)
y pienso
que quizá habría sido mejor
quedarme en el desierto
aunque luego me telefonean desde Mali
      están haciendo la guerra a los Tuaregs
      no les dejan comerciar con la sal
o desde Timimoun
      allí una Coca-cola
      cuesta siete céntimos de euro
y entonces me pregunto
      doctor
me pregunto por qué me pide que le cuente todo esto
me pregunto
      doctor
                —si he de ser sincero— 
por qué no me matan de una vez
y me dejan descansar tranquilo.

martes, 24 de abril de 2012

(Padre nuestro)

Padre Nuestro, si estás en los cielos, 
NO me hagas entrar 
Hoy he hablado con él, bonitas palabras
Hoy, entre humo viciado, se ha dignado a pronunciarse
Me dijo; que me equivocaba, que si no cambiaba,
Si, ÉL, me dijo (por fín); que si no renegaba
NUNCA estaríamos juntos
Que la divinidad tenía un precio (aunque él la poseía de forma innata)
SIEMPRE hay un precio.
Un módico precio para salvarme
Si, ÉL, quería salvarme; a mi. Su aleatoria oveja descarriada
Enumeró sus reproches, mis cargos. Su tribunal declaró:

LUJURIA: por amar, amar intensamente, pero por poco tiempo.
GULA: por empacharme de ansiedad, y beber hasta ahogar las entrañas.
AVARICIA: deseo constante de coleccionar experiencias, oportunidades, errores, sensaciones, aventuras, de vivirlo TODO- según él, demasiado.-
PEREZA: por disfrutar del éxtasis de existir, simple y humildemente, sin ningún objetivo inmediato, saboreando el tiempo y dedicándome a observar, y no actuar.
IRA: por expresar momentos de colapso, de impotencia, por no reprimir la indignación, por permitirme estallar. Dejar de dominarme un instante
ENVIDIA: por admirar las cualidades que nunca tendré, por rabiar de mi propia imperfección.
SOBERBIA: por tener conciencia de que ciertas personas no encajarán jamás en los estándares de mi propio ego

Su tribunal declaró:
CULPABLE -queda usted condenada-
Y la zorra, la insensata pecadora declaró:
-ósea, yo. Declaré:-
quédese, señoría, con su billete al paraíso
No concibo peor cárcel que el cielo que usted me ofrece

Padre nuestro, si estás desterrado en los cielos 
Algo horrible debes de haber hecho


Zazu

lunes, 23 de abril de 2012

(Alpargata)

Alpargata, modesta, humilde, humildísima alpargata/ voy a cantarte aunque no soy poeta ni sé hacer versos/ Si habrás andado, alpargata, ceñida a las patas malolientes de los criollos que se bajaban del caballo, solamente para dormir/ Si habrás andado abrazada a los pies de Crotos caminadores, de aquellos, que llevaban folletos Anarquistas en el mono y sueños de redención en el alma.

Bepo Ghezzi

sábado, 21 de abril de 2012

(Emoción en el centro de las cosas)

Emoción en el centro de las cosas,
cuando el verano muere silencioso
y es Septiembre una ráfaga de ayer,
una ráfaga de aliento lejano y misterioso.

Aquel olor como una cruda máscara
que no recuerdo y llevo aquí tan mía,
será que el mar se acuesta siempre solo
y empieza a hacer frío ya sobre esa playa,
será que es tiempo de volar sin alas
sobre las aceras gastadas de Madrid.

Recuerdo un pelo de azabache roto,
las columnas de piedra en el paseo,
una voz diciendo besa esa flor
antes de que se marchite, y otra
olvídalo todo, eres un hombre,
aprende a hacerte el nudo en la corbata.

Bajando por Gran Vía lo recuerdo
como una tempestad de sol presente
que al fin se afirma en este paladar,
basta ya de sueños y de auroras,
basta ya de números y cifras,
basta ya de losas, de contratos, de relojes.

Subiendo te repito y me afirmo,
me gusta observar los edificios,
soy pequeño entre esta inmensidad
y es por eso que siento vivo el amor
de tus pestañas, cuando lloras mía
por todo lo que no puedes contarme.

Te confieso que las tardes mueren
porque se te deshoja la sonrisa
cada vez que no te nombro, habitamos
en el vaivén sentimental del río,
cúlpame de perro fiel sin besos
que sólo sabe escribir absurdos poemas
como este, como ese, como aquel, siempre.
José Antonio Pamies

viernes, 20 de abril de 2012

Un carnívoro cuchillo

Un carnívoro cuchillo
de ala dulce y homicida
sostiene un vuelo y un brillo
alrededor de mi vida.

Rayo de metal crispado
fulgentemente caído,
picotea mi costado
y hace en él un triste nido.

Mi sien, florido balcón
de mis edades tempranas,
negra está, y mi corazón,
y mi corazón con canas.

Tal es la mala virtud
del rayo que me rodea,
que voy a mi juventud
como la luna a mi aldea.

Recojo con las pestañas
sal del alma y sal del ojo
y flores de telarañas
de mis tristezas recojo.

¿A dónde iré que no vaya
mi perdición a buscar?
Tu destino es de la playa
y mi vocación del mar.

Descansar de esta labor
de huracán, amor o infierno
no es posible, y el dolor
me hará a mi pesar eterno.

Pero al fin podré vencerte,
ave y rayo secular,
corazón, que de la muerte
nadie ha de hacerme dudar.

Sigue, pues, sigue cuchillo,
volando, hiriendo. Algún día
se pondrá el tiempo amarillo
sobre mi fotografía.
Miguel Hernández

jueves, 19 de abril de 2012

(La calavera muestra una siniestra mueca)

La calavera muestra una siniestra mueca
de tristeza.
Sísifo corre delante de una gran piedra
de excusas.
Yo ya no tengo miedo.
Espe Barón

miércoles, 18 de abril de 2012

Reflejo

Yo también sé escribir sobre la putrefacción de las lechugas que se momifican siempre en el cajón de la nevera. Sobre ese malestar inexplicable que producen ciertas palabras y que también nos pocha la vida.
Sé escribir del miedo y tenerlo a la vez.
Le pude haber escrito un soneto a la cicatriz que no se ve y le dejaron a mi madre cuando fue privada de sus ovarios y escribir sobre ese desgarro verbal que me hizo en el ombligo el día que él se casó con otra... pero no lo hice.
Más de una tarde de frase de servilleta de papel ,se quedó con mi ego y con aquel olor a palomitas, que son el epicentro de alguna chica en cualquier parte del mundo, y que igual te alude.
Merendar cenando, desayunar en plena siesta, y encima contarlo con la gracia justa como para ser entendida la ironía.
Para matar el hambre... gula.
Sé suicidarme en directo y escribirte con valentía apurando galletas mordisqueadas. Porque yo las galletas me las como de dos en dos y de paquetes sin etiqueta, a ciegas ante los colorantes y conservantes de letra E, retando a la cantidad recomendada por día, averiguando con mi ansiedad donde se hallarán las trazas de fruto seco que nunca me tocan.
No es necesario demostrar que soy capaz de escribir sobre madejas, hilos, arañas y aire que no se puede respirar. Unir frases inconexas y crear un poema que mi imagen adorne y nos vuelva guaperrimos y exitosos de inmediato a ambos.
Podría escribir muchas cosas, sobre muchas cosas e incluso leértelas luego
pero solo seguiré haciéndolo mientras me divierta, no por conseguir un aplauso más que tú.

La Chica Metáfora

martes, 17 de abril de 2012

Advenimiento

¡Oh luna, cuánto abril,
qué vasto y dulce el aire!
Todo lo que perdí
volverá con las aves.

Sí, con las avecillas
que en coro de alborada
pían y pían, pían
sin designio de gracia.

La luna está muy cerca,
quieta en el aire nuestro.
El que yo fui me espera
bajo mis pensamientos.

Cantará el mi señor.
En la cima del ansia.
Arrebol, arrebol.
Entre el cielo y las auras.

¿Y se perdió aquel tiempo
que yo perdí?. La mano
dispone, dios ligero,
de esta luna sin año.

Jorge Guillén


lunes, 16 de abril de 2012

¿Volar o ser invisible?

Ante ser invisible o volar, prefiero volar. Ambas cosas tienen sus ventajas, pero frente a ti, quiero ser visible siempre, que me veas venir de cara. Que conozcas todo sobre mi. Ser invisible puede servir para acercarse, pero de qué vale estar cerca de alguien si no sabe que estás ahí... Ahora mismo, estos pensamientos vuelan de mi cabeza, pero te son invisibles. Es una desdicha.
Julio Achútegui

domingo, 15 de abril de 2012

viento 6

Cariño, aunque me veas pasar sangrando no te preocupes, a no ser que grite.
Tú sobretodo no te preocupes.
Es que soy así.
Menguante.
Olaia Pazos


sábado, 14 de abril de 2012

Botella al mar


Y tú quieres oír, tú quieres entender.Y yo te digo: olvida lo que oyes, lees o
                                                                                                                     escribes.
Lo que escribo no es para ti, ni para mí, ni para los iniciados.
Es para la niña que nadie saca a bailar,
es para los hermanos que afrontan la borrachera
y a quienes desdeñan los que se creen santos, profetas o poderosos.
Jorge Teillier

viernes, 13 de abril de 2012

El blues del tren que siempre está por llegar


Way down Louisiana close to New Orleans,Way back up in the woods among the evergreens...There stood a log cabin made of earth and wood,Where lived a country boy name of Johnny B. Goode...He never ever learned to read or write so well,But he could play the guitar like ringing a bell.

Chuck Berry. “Jhonny B. Goode”

Deep down en las ciudades, significa los suburbios
fondo negro que grita
desde las noticias entre tendidos eléctricos
guión de sobremesa:

“Deep down en las ciudades; droga, roba y asesina
nada más mece su vida que llenar de miedo tus esquinas.”
No existe palabra
ni forma locutiva
que englobe entre las líneas...
la esencia y núcleo del niño que nació
gritando de rabia
deep down en Mississippi sin saber leer y escribir
la voz de mil esclavos...

retumbando

el POM POM; POM POM del tambor

En el tiempo reverbera
la voz negra y azul
multiplicándose en la pena aullando
entre callos y cadenas
cantos de un millón de años
África se lamenta
vuelve el pueblo en una voz que erosiona Nueva Era el martillo la hoz
los mercados financieros tu trabajo tu familia
el coño de tu hija y tu negro corazón

Más allá de la política, de la fe en la razón ciega
se agitan y palpitan pequeñas e inefables ideas
que van sin ton ni son a través de la percusión

Deep down en Mississippi, sin parangón en español
nos dice qué es la vida; nos otorga su don
que por otros robado; transformado en rock n roll
que te follen puto Elvis; por el ojo, sin condón
que una polla de mandinga rompa tu calavera en dos

No son voces del pasado
sólo hay que mirar alrededor
tras el humo se esconden
lejos de las ciudades
los que cosechan algodón.
Amacaballo Fat

jueves, 12 de abril de 2012

El muerto

Lo que cuesta mantener a un muerto,
lo que gasta en trajes y dentistas,
lo que agota llevarlo a la espalda
de Atocha hasta Argüelles,
si alguien supiera,
el muerto a cuestas,
todos los días,
lo que cansa vestir
los zapatos del muerto,
las camisas del muerto,
la bufanda del muerto,
si alguien me oyera,
cómo me suena el muerto,
cómo me llora,
cómo me roe,
cómo me grita
a trueno y rompepierna,
cómo me paso las noches
sin hacer un verso
porque no quiere el muerto,
porque no me sabe,
porque no se le ocurre,
no se me inspira,
si alguien entendiera,
lo que cuesta decir
sin pasar por loco
que mi padre vivió
sesenta y siete años
como un jilguero de nieve,
ningún clavo, ninguna tuerca,
ninguna mancha,
si alguien creyera,
y desde que vive
muerto
me obliga y me retuerce,
me ordena y me llama el muerto,
me apunta y me requiere,
siete años ya,
si alguien pudiera...
Batania

miércoles, 11 de abril de 2012

Desorientadores

La mayoría de los que escribimos, lo que hacemos es desorientar a la opinión pública. La gente busca la verdad y nosotros les damos verdades equivocadas. Lo blanco por lo negro. Es doloroso confesarlo, pero es así. Hay que escribir. En Europa los autores tienen su público; a ese público le dan un libro por un año. ¿Usted puede creer, de buena fe, que en un año se escribe un libro que contenga verdades? No, señor. No es posible. Para escribir un libro por año hay que macanear. Dorar la píldora. Llenar páginas de frases. Es el oficio, "el métier". La gente recibe la mercadería y cree que es materia prima, cuando apenas se trata de una falsificación burda de otras falsificaciones, que también se inspiraron en falsificaciones.
Roberto Arlt

martes, 10 de abril de 2012

(Yo no quería llorar)

Yo no quería llorar,
pero nací llorando,
yo no quería nacer,
pero lloré en el parto,
yo solo sólo,
sonrío con los ojos llenos de ayer.
Desde la lágrima sobre la que observo el mundo sólo veo dos mentiras; falsa prosa y falsa poesía.

lunes, 9 de abril de 2012

(Hay sólo dos países...)

Hay sólo dos países: el de los sanos y el de los enfermos
por un tiempo se puede gozar de doble nacionalidad
pero, a la larga, eso no tiene sentido.
Duele separarse, poco a poco, de los sanos a quienes
seguiremos unidos, hasta la muerte
separadamente unidos.
Con los enfermos cabe una creciente complicidad
que en nada se parece a la amistad o el amor
(esas mitologías que dan sus últimos frutos a unos pasos del hacha).
Empezamos a enviar y recibir mensajes de nuestros verdaderos conciudadanos
una palabra de aliento
un folleto sobre el cáncer.
Enrique Lihn

domingo, 8 de abril de 2012

(Si la cortina de gasa)

Si la cortina de gasa
te impide ver
quizá sea
porque no te paraste a mirar

Comprado a Marina Arce en un bar de Madrid por el precio de un euro.

sábado, 7 de abril de 2012

Huir a paso lento

     Las palabras salían de su boca, sonando vagamente, hablando sin decir nada.
     Vivía su vida, esa vida que le habían impuesto, vivía una vida, sobrevivía su vida.
     La intrahistoria le pesaba en el estómago. La banalidad, la rutina, la mediocridad, la trivialidad y la estupidez que observaba le picaba en los sentidos.
     Las ganas de huir a paso lento, de darse la vuelta, dar la callada por respuesta y caminar hasta que el frío no le dejara continuar
     Las ganas de parar, de sentarse y detener el movimiento de la esencia, hasta que la esencia dejase de ser lo esencial, hasta terminar con la ambigüedad de la existencia.
    Apagó la luz. Bajó las persianas. Arropó su cuerpo. Cerró los ojos y terminó.


viernes, 6 de abril de 2012

(Para que yo me llame Ángel González)

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso,
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...
Ángel González

jueves, 5 de abril de 2012

Arte poética

Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema;

Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.

El Poeta es un pequeño Dios.
Vicente Huidobro

miércoles, 4 de abril de 2012

Trío poético

De ahora en adelante seré yo quien describa las ciudades.
Italo Calvino
Cuando des a luz
a los bebés
que llevas dentro de los ojos
               —son peladuras de naranja sobre el adoquinado
               dominio absoluto de los extraterrestres azules—
que retoñan de la pérfida,
escondida, la nuestra luneante
caracola herida
no roza la placenta equidistante de nuestros sueños
disueltos en el mate o en la orina espesa
son los brazos empuñados de
claveles
que minuto a minuto
                                                                      tocan
                                             sin descanso
          por                                                                   nadie.

Porque nadie le va a quitar su nombre al violinista anónimo
que sólo toca lo que le susurran los muertos
     que quisieron ser hormigas
garabateando una canción sin aire,
sin vientos, sin traje, sin desnudo, sin civilización ni barbarie,
(cabezas suspendidas
tres cabezas suspendidas
tres cabezas amarillas suspendidas)
Gema Palacios
Iride

lunes, 2 de abril de 2012

(Ni secreto ni pacto)

Ni secreto ni pacto.
Ni muda sumisión
ni profecía. Escucho cómo llega
la crecida fluvial de las palabras
Reino los despojos. Abrazo
los cadáveres

y con ellos enciendo

esta pira común para el olvido.
Ada Salas